Cómo mejorar la calidad del agua de pozo para la salud y nutrición animal

El agua es un recurso vital para la vida y el bienestar de los animales. Sin embargo, no toda el agua es igual ni tiene la misma calidad. El agua de pozo es una fuente de abastecimiento muy utilizada en zonas rurales y agrícolas, pero también puede estar expuesta a diversos tipos de contaminación que afectan a su pureza y salubridad.

En este post te vamos a explicar qué es el agua de pozo, por qué es importante su calidad, qué factores la pueden alterar y cómo puedes medir y controlar la contaminación por nitratos, bacterias fecales y salinidad en el agua de pozo. Así podrás garantizar la salud y nutrición de tus animales y mejorar la rentabilidad de tu negocio.

¿Qué es el agua de pozo y por qué es importante su calidad?

El agua de pozo es aquella que se extrae del subsuelo mediante perforaciones o excavaciones. Se trata de un recurso natural renovable que se forma por la infiltración de las precipitaciones o el flujo de los ríos y lagos. El agua de pozo se almacena en los acuíferos, que son formaciones geológicas que tienen la capacidad de retener y transmitir el agua.

La calidad del agua de pozo depende de las características físicas, químicas y biológicas del suelo, del acuífero y del entorno. Algunos parámetros que se utilizan para evaluar la calidad del agua son el pH, la conductividad eléctrica, el oxígeno disuelto, los iones solubles (como el sodio, el potasio, el fosfato, el sulfato, el nitrato o el nitrito) y los microorganismos (como las bacterias, los virus o los parásitos).

La calidad del agua de pozo es importante porque influye directamente en la salud y nutrición de los animales que la consumen. Un agua de pozo contaminada puede provocar intoxicaciones, infecciones, diarreas, anemias, abortos o malformaciones en los animales. Además, una mala calidad del agua puede afectar al rendimiento productivo, al crecimiento, a la reproducción y a la calidad de los productos derivados de los animales.

Por eso, es fundamental realizar un análisis periódico del agua de pozo para detectar posibles anomalías y tomar las medidas correctivas necesarias. En Nutrofar somos expertos en salud y nutrición animal y te ofrecemos un servicio integral de asesoramiento, diagnóstico y tratamiento del agua de pozo. Contamos con un equipo multidisciplinar de nutrólogos, químicos, patólogos, farmacéuticos y genetistas que te ayudarán a mejorar la calidad del agua de pozo para tu ganadería.

¿Qué factores influyen en la calidad del agua de pozo?

La calidad del agua de pozo puede verse alterada por diversos factores naturales o antropogénicos que pueden modificar sus propiedades físicas, químicas o biológicas. Algunos de estos factores son:

  • La geología del terreno. El tipo y la composición del suelo y del acuífero determinan la cantidad y la calidad del agua que se puede extraer. Algunos materiales pueden aportar minerales o metales al agua que pueden ser beneficiosos o perjudiciales según su concentración.
  • El clima. Las condiciones climáticas influyen en la cantidad y la calidad del agua de pozo. La lluvia, la nieve, la evaporación o la temperatura pueden modificar el nivel freático, el caudal o la salinidad del agua.
  • La actividad humana. El uso intensivo del suelo para fines agrícolas, industriales o urbanos puede generar fuentes potenciales de contaminación que pueden llegar al agua de pozo por escorrentía superficial o infiltración profunda. Algunos ejemplos son los fertilizantes, los plaguicidas, los residuos orgánicos o las aguas residuales.
  • La ubicación y el mantenimiento del pozo. La distancia entre el pozo y las posibles fuentes de contaminación, así como el diseño, la construcción y el mantenimiento del pozo, son factores clave para evitar la entrada de agentes contaminantes al agua. Se recomienda proteger el pozo con una cubierta impermeable, sellar adecuadamente el tubo de perforación, instalar un sistema de bombeo adecuado y limpiar y desinfectar el pozo periódicamente.

¿Qué riesgos tiene el consumo de agua de pozo contaminada para los animales?

El consumo de agua de pozo contaminada puede tener graves consecuencias para la salud y nutrición de los animales. Algunos de los riesgos más comunes son:

  • La contaminación por nitratos. Los nitratos son compuestos químicos que se forman por la oxidación del nitrógeno presente en el suelo, en los fertilizantes o en los residuos orgánicos. Los nitratos pueden llegar al agua de pozo por lixiviación o infiltración y pueden causar problemas de salud en los animales, especialmente en los rumiantes y en los lechones. Los nitratos se convierten en nitritos en el estómago de los animales y se unen a la hemoglobina, reduciendo la capacidad de transporte de oxígeno de la sangre. Esto puede provocar hipoxia, cianosis, taquicardia, debilidad, anorexia o incluso la muerte por asfixia. Además, los nitritos pueden formar nitrosaminas, que son sustancias cancerígenas que pueden afectar al hígado, al páncreas o al estómago de los animales.
  • La contaminación por bacterias fecales. Las bacterias fecales son microorganismos que se encuentran en las heces de los seres humanos y de los animales y que pueden contaminar el agua de pozo por contacto directo o indirecto. Algunas de las bacterias fecales más frecuentes son Escherichia coli, Enterococcus y coliformes totales. Estas bacterias pueden causar infecciones gastrointestinales en los animales, que se manifiestan con diarreas, deshidratación, pérdida de peso, fiebre o septicemia. Algunas bacterias fecales también pueden transmitir enfermedades zoonóticas, como la salmonelosis, la leptospirosis o la brucelosis, que pueden afectar tanto a los animales como a las personas.
  • La salinidad del agua. La salinidad es la concentración de sales disueltas en el agua y se mide en miligramos por litro (mg/L) o en partes por millón (ppm). La salinidad del agua puede variar según el origen del agua, el tipo de acuífero o las condiciones climáticas. El agua salina puede tener efectos negativos sobre el suelo, las plantas y los equipos hidráulicos, pero también sobre la salud y nutrición de los animales. El consumo de agua salina puede provocar desequilibrios electrolíticos, deshidratación, diuresis, pérdida de apetito, reducción del crecimiento o alteraciones reproductivas en los animales.

¿Cómo medir y controlar la contaminación por nitratos en el agua de pozo?

La contaminación por nitratos en el agua de pozo es uno de los problemas más frecuentes y peligrosos para la salud y nutrición animal. Por eso, es importante medir y controlar el nivel de nitratos en el agua de pozo para evitar intoxicaciones o enfermedades.

¿Qué son los nitratos y cómo llegan al agua de pozo?

Los nitratos son compuestos químicos que se forman por la oxidación del nitrógeno presente en el suelo, en los fertilizantes o en los residuos orgánicos. Los nitratos pueden llegar al agua de pozo por lixiviación o infiltración desde la superficie o desde capas profundas del suelo.

Los nitratos son solubles en agua y no se eliminan por filtración o sedimentación. Además, no tienen color, olor ni sabor, por lo que no se detectan fácilmente a simple vista.

El nivel máximo permitido de nitratos en el agua para consumo humano es de 50 mg/L según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, para los animales este nivel puede ser demasiado alto y causar problemas de salud.

¿Qué efectos tiene la exposición a los nitratos en los animales?

La exposición a los nitratos en el agua puede tener efectos nocivos sobre la salud de los animales, especialmente de los rumiantes y de los lechones. Los nitratos se convierten en nitritos en el estómago de los animales y se unen a la hemoglobina, reduciendo la capacidad de transporte de oxígeno de la sangre. Esto puede provocar hipoxia, cianosis, taquicardia, debilidad, anorexia o incluso la muerte por asfixia. Además, los nitritos pueden formar nitrosaminas, que son sustancias cancerígenas que pueden afectar al hígado, al páncreas o al estómago de los animales.

La sensibilidad de los animales a los nitratos varía según la especie, la edad, el estado fisiológico y la dieta. Los rumiantes son más susceptibles que los monogástricos porque tienen una mayor actividad microbiana en el rumen que transforma los nitratos en nitritos. Los lechones son más sensibles que los cerdos adultos porque tienen una menor concentración de metahemoglobina reductasa, una enzima que revierte la unión de los nitritos a la hemoglobina. Las hembras gestantes o lactantes son más vulnerables que las no gestantes o no lactantes porque tienen una mayor demanda de oxígeno. Los animales con dietas pobres en proteínas o con deficiencias de vitaminas A, C o E son más propensos a sufrir intoxicaciones por nitratos porque tienen una menor capacidad de detoxificación.

Los síntomas de la intoxicación por nitratos en los animales pueden aparecer de forma aguda o crónica. La forma aguda se produce cuando se consume una gran cantidad de nitratos en un corto periodo de tiempo y se caracteriza por una rápida aparición de signos clínicos como dificultad respiratoria, taquicardia, temblores musculares, ataxia, convulsiones o coma. La forma crónica se produce cuando se consume una cantidad moderada de nitratos durante un largo periodo de tiempo y se caracteriza por una aparición gradual de signos clínicos como pérdida de apetito, reducción del crecimiento, alteraciones reproductivas, abortos o malformaciones.

¿Qué métodos existen para detectar y eliminar los nitratos del agua de pozo?

Para detectar y eliminar los nitratos del agua de pozo existen diferentes métodos que se pueden clasificar en dos grupos: preventivos y correctivos.

Los métodos preventivos son aquellos que se aplican antes de que el agua llegue al pozo y tienen como objetivo evitar o reducir la contaminación por nitratos desde el origen. Algunos ejemplos son:

  • Aplicar una gestión adecuada del uso del suelo, evitando el cultivo intensivo, la sobreexplotación del acuífero o la deforestación.
  • Aplicar una gestión adecuada del uso de los fertilizantes, evitando el exceso, la frecuencia o la época inadecuada de aplicación.
  • Aplicar una gestión adecuada del manejo de los residuos orgánicos, evitando el vertido directo al suelo o al agua, el almacenamiento inadecuado o el tratamiento insuficiente.
  • Aplicar una gestión adecuada del diseño y mantenimiento del pozo, evitando la ubicación cercana a fuentes potenciales de contaminación, el sellado deficiente del tubo de perforación o la limpieza y desinfección periódica.

Los métodos correctivos son aquellos que se aplican después de que el agua llegue al pozo y tienen como objetivo eliminar o reducir la concentración de nitratos en el agua. Algunos ejemplos son:

  • Aplicar un tratamiento físico del agua, como la filtración por ósmosis inversa o la destilación, que consisten en separar el agua de las sales disueltas mediante membranas semipermeables o calor.
  • Aplicar un tratamiento químico del agua, como la ionización o la desnitrificación biológica, que consisten en cambiar el estado químico de los nitratos mediante reacciones electroquímicas o microbianas.
  • Aplicar un tratamiento biológico del agua, como la dilución o la adición de sustancias reductoras, que consisten en disminuir la proporción de nitratos en el agua mediante la mezcla con otra fuente de agua o la adición de sustancias como el azufre, el hierro o el carbono.

En Nutrofar te ofrecemos un servicio integral de asesoramiento, diagnóstico y tratamiento del agua de pozo para mejorar la calidad del agua y evitar la contaminación por nitratos. Contamos con un equipo multidisciplinar de nutrólogos, químicos, patólogos, farmacéuticos y genetistas que te ayudarán a elegir el método más adecuado para tu caso y a aplicarlo de forma eficaz y segura.

¿Cómo prevenir y tratar la contaminación por bacterias fecales en el agua de pozo?

La contaminación por bacterias fecales en el agua de pozo es otro problema frecuente y peligroso para la salud y nutrición animal. Por eso, es importante prevenir y tratar la contaminación por bacterias fecales en el agua de pozo para evitar infecciones o enfermedades.

¿Qué son las bacterias fecales y cómo se transmiten al agua de pozo?

Las bacterias fecales son microorganismos que se encuentran en las heces de los seres humanos y de los animales y que pueden contaminar el agua de pozo por contacto directo o indirecto. Algunas de las bacterias fecales más frecuentes son Escherichia coli, Enterococcus y coliformes totales. Estas bacterias pueden causar infecciones gastrointestinales en los animales, que se manifiestan con diarreas, deshidratación, pérdida de peso, fiebre o septicemia. Algunas bacterias fecales también pueden transmitir enfermedades zoonóticas, como la salmonelosis, la leptospirosis o la brucelosis, que pueden afectar tanto a los animales como a las personas.

Las bacterias fecales pueden llegar al agua de pozo por diferentes vías, como:

  • El contacto directo entre el pozo y las heces de los animales o las personas, ya sea por defecación cerca del pozo, por arrastre por la lluvia o por infiltración a través del suelo.
  • El contacto indirecto entre el pozo y las fuentes de contaminación fecal, ya sea por escorrentía superficial desde zonas agrícolas, ganaderas o urbanas, por vertido de aguas residuales domésticas o industriales o por conexión con otros acuíferos contaminados.
  • La contaminación cruzada entre el pozo y los equipos o recipientes utilizados para extraer, almacenar o transportar el agua, ya sea por falta de limpieza, desinfección o mantenimiento.

¿Qué enfermedades pueden causar las bacterias fecales en los animales?

Las bacterias fecales pueden causar diversas enfermedades en los animales, según el tipo de bacteria, la dosis infectiva, la vía de entrada y la susceptibilidad del huésped. Algunas de las enfermedades más comunes son:

  • La colibacilosis. Es una infección causada por Escherichia coli, una bacteria que forma parte de la flora intestinal normal de los animales pero que puede adquirir factores de virulencia que le permiten invadir otros tejidos. La colibacilosis puede afectar a diferentes órganos y sistemas, como el tracto gastrointestinal, el tracto urinario, el sistema nervioso central o el sistema reproductivo. Los síntomas pueden incluir diarrea, deshidratación, cólicos abdominales, disuria, cistitis, meningitis, septicemia o mastitis. La colibacilosis es más frecuente en animales jóvenes, inmunodeprimidos o sometidos a estrés.
  • La enterococosis. Es una infección causada por Enterococcus, una bacteria que también forma parte de la flora intestinal normal de los animales pero que puede causar infecciones oportunistas cuando hay una alteración del equilibrio ecológico. La enterococosis puede afectar al tracto gastrointestinal, al tracto urinario, al sistema reproductivo o al sistema cardiovascular. Los síntomas pueden incluir diarrea, deshidratación, disuria, cistitis, endometritis, endocarditis o septicemia. La enterococosis es más frecuente en animales con deficiencias nutricionales o con tratamientos prolongados con antibióticos.
  • La salmonelosis. Es una infección causada por Salmonella, una bacteria que se encuentra en el intestino de los animales y que puede contaminar el agua, los alimentos o el medio ambiente. La salmonelosis puede afectar al tracto gastrointestinal, al sistema linfático, al sistema nervioso central o al sistema reproductivo. Los síntomas pueden incluir diarrea, deshidratación, fiebre, anorexia, letargia, linfadenitis, meningitis, abortos o infertilidad. La salmonelosis es más frecuente en animales jóvenes, estresados o con defensas bajas.
  • La leptospirosis. Es una infección causada por Leptospira, una bacteria que se encuentra en la orina de los animales infectados y que puede sobrevivir en el agua o en el suelo húmedo. La leptospirosis puede afectar al hígado, al riñón, al sistema nervioso central o al sistema reproductivo. Los síntomas pueden incluir ictericia, insuficiencia renal, hemorragias, meningitis, abortos o infertilidad. La leptospirosis es más frecuente en animales que viven en zonas húmedas o inundadas o que tienen contacto con roedores o animales silvestres.
  • La brucelosis. Es una infección causada por Brucella, una bacteria que se transmite por contacto directo con los fluidos corporales de los animales infectados o por consumo de productos lácteos no pasteurizados. La brucelosis puede afectar al sistema reproductivo, al sistema osteoarticular o al sistema nervioso central. Los síntomas pueden incluir abortos, infertilidad, artritis, cojera, espondilitis o meningoencefalitis. La brucelosis es más frecuente en animales que viven en zonas endémicas o que tienen contacto con otros animales infectados.

¿Qué medidas se pueden tomar para evitar y desinfectar el agua de pozo con bacterias fecales?

Para evitar y desinfectar el agua de pozo con bacterias fecales existen diferentes medidas que se pueden clasificar en dos grupos: preventivas y correctivas.

Las medidas preventivas son aquellas que se aplican antes de que el agua llegue al pozo y tienen como objetivo evitar o reducir la contaminación por bacterias fecales desde el origen. Algunos ejemplos son:

  • Aplicar una gestión adecuada del uso del suelo, evitando la defecación cerca del pozo, el arrastre por la lluvia o la infiltración a través del suelo.
  • Aplicar una gestión adecuada del manejo de los residuos orgánicos, evitando el vertido directo al suelo o al agua, el almacenamiento inadecuado o el tratamiento insuficiente.
  • Aplicar una gestión adecuada del diseño y mantenimiento del pozo, evitando la ubicación cercana a fuentes potenciales de contaminación, el sellado deficiente del tubo de perforación o la limpieza y desinfección periódica.

Las medidas correctivas son aquellas que se aplican después de que el agua llegue al pozo y tienen como objetivo eliminar o reducir la concentración de bacterias fecales en el agua. Algunos ejemplos son:

  • Aplicar un tratamiento físico del agua, como la filtración por arena o carbón activado, que consiste en retener las partículas sólidas y los microorganismos mediante un medio poroso.
  • Aplicar un tratamiento químico del agua, como la cloración o la ozonización, que consiste en inactivar o destruir los microorganismos mediante agentes oxidantes.
  • Aplicar un tratamiento biológico del agua, como la ebullición o la radiación ultravioleta, que consiste en eliminar o dañar los microorganismos mediante calor o luz.

En Nutrofar te ofrecemos un servicio integral de asesoramiento, diagnóstico y tratamiento del agua de pozo para mejorar la calidad del agua y evitar la contaminación por bacterias fecales. Contamos con un equipo multidisciplinar de nutrólogos, químicos, patólogos, farmacéuticos y genetistas que te ayudarán a elegir el método más adecuado para tu caso y a aplicarlo de forma eficaz y segura.

¿Cómo reducir y manejar la salinidad del agua de pozo?

La salinidad del agua de pozo es otro problema frecuente y peligroso para la salud y nutrición animal. Por eso, es importante reducir y manejar la salinidad del agua de pozo para evitar problemas de salud o de rendimiento.

¿Qué es la salinidad y cómo afecta al agua de pozo?

La salinidad es la concentración de sales disueltas en el agua y se mide en miligramos por litro (mg/L) o en partes por millón (ppm). La salinidad del agua puede variar según el origen del agua, el tipo de acuífero o las condiciones climáticas. El agua salina puede tener efectos negativos sobre el suelo, las plantas y los equipos hidráulicos, pero también sobre la salud y nutrición de los animales.

La salinidad del agua de pozo puede tener diferentes orígenes, como:

El origen marino. El agua de mar puede infiltrarse en los acuíferos costeros por intrusión salina, que se produce cuando hay una sobreexplotación del acuífero o una disminución del nivel freático. El agua de mar puede aportar sales como el cloruro de sodio, el cloruro de magnesio o el sulfato de calcio.

El origen geológico. El suelo y el acuífero pueden contener sales naturales que se disuelven en el agua por contacto o por lixiviación. Algunas sales pueden ser el carbonato de calcio, el carbonato de magnesio o el sulfato de sodio.

El origen antropogénico. La actividad humana puede generar fuentes de salinidad que pueden llegar al agua de pozo por escorrentía superficial o por infiltración profunda. Algunas fuentes pueden ser los fertilizantes, los plaguicidas, los residuos orgánicos o las aguas residuales.

La salinidad del agua de pozo puede afectar a la salud y nutrición de los animales, según el tipo y la concentración de las sales, la especie, la edad, el estado fisiológico y la dieta. Algunos efectos son:

  • El desequilibrio electrolítico. Las sales disueltas en el agua pueden alterar el balance entre los iones positivos y negativos en el organismo de los animales, lo que puede afectar al funcionamiento celular, al equilibrio ácido-base o a la presión osmótica.
  • La deshidratación. El consumo de agua salina puede provocar una pérdida de agua corporal por diuresis osmótica, lo que puede causar sequedad de las mucosas, pérdida de peso, debilidad o shock hipovolémico.
  • La diuresis. El consumo de agua salina puede provocar un aumento de la producción y excreción de orina por efecto osmótico, lo que puede causar una pérdida de electrolitos, una disminución del volumen sanguíneo o una sobrecarga renal.
  • La pérdida de apetito. El consumo de agua salina puede provocar una disminución del consumo voluntario de alimento por efecto aversivo, lo que puede causar una reducción del crecimiento, del rendimiento productivo o de la calidad de los productos derivados.

¿Qué problemas puede ocasionar la salinidad en el suelo, las plantas y los equipos hidráulicos?

La salinidad del agua de pozo no solo puede afectar a la salud y nutrición de los animales, sino también al suelo, a las plantas y a los equipos hidráulicos que se utilizan para regar o abastecer a los animales. Algunos problemas son:

  • La salinización del suelo. El riego con agua salina puede provocar una acumulación de sales en el suelo por evaporación o por falta de drenaje, lo que puede afectar a la estructura, a la permeabilidad, al pH o a la fertilidad del suelo.
  • La toxicidad en las plantas. El riego con agua salina puede provocar una absorción excesiva o deficiente de iones en las plantas por efecto osmótico o competitivo, lo que puede afectar al crecimiento, al desarrollo, a la fotosíntesis o a la resistencia a plagas y enfermedades.
  • La corrosión en los equipos hidráulicos. El uso de agua salina puede provocar una reacción química entre las sales y los metales de los equipos hidráulicos, como las bombas, las tuberías o los aspersores, lo que puede causar un deterioro, una obstrucción o una rotura de los mismos.

¿Qué soluciones se pueden aplicar para disminuir y aprovechar el agua de pozo salina?

Para disminuir y aprovechar el agua de pozo salina existen diferentes soluciones que se pueden clasificar en dos grupos: preventivas y correctivas.

Las soluciones preventivas son aquellas que se aplican antes de que el agua llegue al pozo y tienen como objetivo evitar o reducir la salinidad del agua desde el origen. Algunos ejemplos son:

  • Aplicar una gestión adecuada del uso del suelo, evitando la sobreexplotación del acuífero, la deforestación o la erosión.
  • Aplicar una gestión adecuada del uso de los fertilizantes, evitando el exceso, la frecuencia o la época inadecuada de aplicación.
  • Aplicar una gestión adecuada del manejo de los residuos orgánicos, evitando el vertido directo al suelo o al agua, el almacenamiento inadecuado o el tratamiento insuficiente.
  • Aplicar una gestión adecuada del diseño y mantenimiento del pozo, evitando la ubicación cercana a fuentes potenciales de salinidad, el sellado deficiente del tubo de perforación o la limpieza y desinfección periódica.

Las soluciones correctivas son aquellas que se aplican después de que el agua llegue al pozo y tienen como objetivo eliminar o reducir la concentración de sales en el agua. Algunos ejemplos son:

  • Aplicar un tratamiento físico del agua, como la filtración por ósmosis inversa o la destilación, que consiste en separar el agua de las sales disueltas mediante membranas semipermeables o calor.
  • Aplicar un tratamiento químico del agua, como la ionización o la precipitación, que consiste en cambiar el estado químico de las sales mediante reacciones electroquímicas o adición de agentes precipitantes.
  • Aplicar un tratamiento biológico del agua, como la dilución o la adición de sustancias reductoras, que consisten en disminuir la proporción de sales en el agua mediante la mezcla con otra fuente de agua o la adición de sustancias como el azufre, el hierro o el carbono.

En Nutrofar somos conscientes de la importancia que tiene el agua de pozo para la salud y nutrición de tus animales. Por eso, te ofrecemos un servicio integral de asesoramiento, diagnóstico y tratamiento del agua de pozo para mejorar su calidad y evitar los problemas que puede causar la contaminación por nitratos, bacterias fecales o salinidad. Contamos con un equipo multidisciplinar de nutrólogos, químicos, patólogos, farmacéuticos y genetistas que te ayudarán a elegir el método más adecuado para tu caso y a aplicarlo de forma eficaz y segura. No dejes que el agua de pozo sea un riesgo para tu ganadería. Confía en Nutrofar, expertos en salud y nutrición animal.